Monday, June 2, 2008

La pelea es peleando...


La profesora María Luisa de Maldonado es del tamaño del compromiso. El gobierno de Chávez ya conoce de lo que es capaz. Ella sabe que pa’lante es pa’allá, y que pa’atrás ni siquiera para coger impulso. Incansable. Igual está en su despacho, dando órdenes, planificando o ejecutando tareas inherentes a sus funciones de rectora de la UC, como en su casa atendiendo los quehaceres del hogar. Por la mañana se le puede ver encabezando una protesta en la calle a favor de una reivindicación social o política y en la tarde cumpliendo con las clases en su cátedra universitaria. Al día siguiente amanece en Caracas tocando las puertas de un despacho ministerial buscando recursos para la universidad, y en la tarde en Valencia reunida con el gobernador para hacer que no olvide su compromiso con el comedor de los estudiantes. No deja espacios libres en su diario trajín. Una hormiga para el trabajo, candelita para sus detractores. No dice el tamaño para hacer sentir su contextura y el fragor de lucha. Manda y va. Actúa como auténtico dinamo de cajita con sus subalternos y es una piedra en el zapato para las autoridades de educación en la capital. No hace ruido en el entorno, pero todo se mueve al ritmo de su andar. Saca tiempo para las exigencias de la peluquería, igual que para atender otros compromisos particulares. No arruga ni se deja arrugar. Comparte inquietudes alternas con sus hijos y con su esposo, y ahora mismo que el profesor Ricardo Maldonado se mueve tratando de encontrar colocación de vanguardia como aspirante a la Alcaldía de Valencia, ella gestiona voluntades a su alrededor, procurando hacerlo el verdadero núcleo de la unidad. Nadie mejor que ella conoce de su capacidad y vocación de servicio, suficientes para reemplazar en grande a Paco Cabrera. Lo encontró en la carretera de Nirgua, lo vio crecer y engordar a su lado. Con él ha saboreado la dulzura de las victorias y la amargura de las derrotas, sueños y pesadillas. Además, ésa es la manera más segura y confiable para apartárselo del camino a Jessie Divo, a quien le otorga el derecho de sucesión en la Universidad de Carabobo. Su voz retumba dirigiendo un Consejo Universitario, tanto como haciendo de colectora en una buseta en la zona sur reclutando “pasajeros” en la ruta de la alcaldía. Y si todavía hay incrédulos, vengan pa’que la vean “matando un tigrito”, en las cercanías de La Isabelica. Ahora “Somos Uno”.



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